lunes, 12 de marzo de 2012

El cine Japones


El cine llegó a Japón tan sólo un año después de su invención y los japoneses pronto empezaron a hacer su propio cine con un denominador común el “el teatro kabuki”. Shozo Makino considerado el primer director de cine japonés, fue además, el primer cineasta nipón que rodo una película kabuki en exteriores. Finalmente el cine japonés empezó a desligarse del mundo del teatro.

      Daisuke Ito fue alumno de otro realizador Kaguro Ushanai. El 1 de Septiembre de 1973 un violento terremoto sacudió Tokio, los sensibleros melodramas que aparecieron tras el desastre tenía un encanto especial entre la triste atmosfera que envolvía la ciudad Ito fue uno de los guionistas de esos melodramas La canción del barquero.
     El diario de los viajes de Chuji fuel la explosión de los sueños y la mordacidad del joven Ito que durante muchos años había trabajado como guionista a sueldo privado de la posibilidad de elegir la trama de sus propios argumentos. Con este film el cine japonés dio a luz a su primer autor independiente.
También en esa época Teisonuke Ikinugasha, un director de la misma edad de Ito, que inicio su carrera como actor interpretando papeles femeninos, hizo dos películas de clara influencia europea. A esta etapa cinematográfica sucedía otra denominada de “tendencias”.
     Frente a una economía deteriorada, movimientos de protesta en la ciudad y en el campo y una severa represión, las películas de este género intentaban ilustrar las contradicciones e injusticias del capitalismo. Sin embargo, la censura y el opresivo clima reinante en los años previos de la guerra con china, forzaron un rápido cambio en las tendencias perseguidas.
     El cine japonés logro liberarse de los límites formales o las exigencias ideologices de retratar objetivamente los verdaderos cimientos de la sociedad japonesa, la vida del individuo del hogar, así nació la primera edad de oro del cine nipón. 
     En 1936 cuando Kenji Mizoguchi dirigió Elegía de Osaka y Las hermanas de Gion, varios oficiales intentaron dar un golpe de Estado, fue un tristemente célebre accidente del 26 de Febrero, el levantamiento fue abortado pero llevó a Japón al militarismo. No parece un hecho casual que la asociación de cineastas japoneses se formara justo la víspera del intento del golpe de Estado.
   La asociación de cineastas dio rápidos frutos, un año después de su formación Tomu Uchida dirigió Imparable avance. 1937 fue también el año en que Japón inició su cruenta guerra contra china, un acontecimiento que marcó un imparable avance hacia la destrucción. El mismo año Shadao Yamanaka dirigió su última película Humanidad y globos de papel con la muerte como tema eje.
 Yamanaka fue llamado a filas y enviado al frente en China donde murió de una enfermedad un año después a la temprana edad de 28 años. Durante este periodo los realizadores japoneses siguieron produciendo inspiradas obras a pesar de la guerra, del gobierno y de las leyes militares, que estaba no solamente acabando con la vida de los artistas si no con la del propio cine. La situación se agravó en 1939 cuando entró en vigor la ley del cine similar a la de la Alemania nazi.
Un año después se prohibió la proyección de Fundio Kamei Soldados en el frente.
 Pero dada la larga  tradición con que contaba el cine cómico en Japón, las parodias del director Kayiro Yamamoto  y el actor cómico Yanoken, hicieron furor durante este oscuro periodo.
     En diciembre de 1940 Japón incluyó a Estados Unidos, Gran Bretaña y a gran parte del resto del mundo a su lista de enemigos de guerra. Paradójicamente el director de una película concebida para una llamada al combate más que elevar el sentimiento patriótico sirvió para despertar el interés por los efectos especiales  que fueron claves para la realización de la serie Gozilla después de la guerra. Pero la película más conmovedora de todas realizadas durante la guerra El carretillero a pesar de la censura, el cual destrozó la película, emocionó al público.
     El primer film de post guerra de Akira kurosawa La juventud no siente pena, fuera una mordaz crítica contra las autoridades que gobernaban Japón durante el conflicto así como una esperanza de una vida mejor para su país después de la guerra.
     Ese mismo año y en la misma línea temática, otro director, Keizuke Kiotzita rodó la mañana de la familia Ozone. La censura aún existía, las fuerzas de ocupación había reemplazado el gobierno y a los militares. Japón se enfrentaba a la confusión social causada por el descontento popular. Pero los directores que surgieron durante la guerra  pudieron dar rienda suelta durante este periodo a sus energías, largo tiempo reprimidas, produciendo una selecta cosecha de obras cinematográficas. El premio que recibió Akira kurosawa en Venecia por Rashomon sirvió como positivo estimulo para otros directores japoneses más veteranos en el apogeo de su vigor creativo.
     En 1960 durante la época donde obreros y estudiantes rodeaban el edificio de la junta para protestar por la ampliación del tratado de seguridad entre Estados Unidos y Japón, se estrena la película Cuento cruel de juventud. Mientras que para las masas verse en el papel de victimas era algo natural, ciertos cineastas era crucial combatir esa mentalidad y buscar el camino de la libertad para el hombre por duro que fuese.
Ese mismo año el movimiento nouvelle bag francés llegó a  los estudios de Japón retirando muchas películas que se proyectaban por aquel entonces. Por otro lado, una buena parte de los títulos que estaban filmándose eran producciones independientes. Que presagiaba el auge del cine independiente y la decadencia de las grandes compañías. El technicolor llegó a Japón en la década de 1960 y también lo hace el anime.
    El sexo fue un tema tabú antes de y después de la guerra en el cine japonés. Incluso los besos estaban prohibidos en la gran pantalla pero a mediados de los 60 el interés por el cine erótico se consideraba como algo totalmente natural. En este periodo surgió también en Japón el cine pornográfico de bajo presupuesto “pink movies” tuvieron un gran éxito de público. En 1958 el cine japonés logró su record de taquilla los años posteriores la asistencias en las salas experimento un notable descenso.
  El primer largometraje de Suji Terayama utilizó un pequeño sistema de coproducción entre una pequeña distribuidora, la asociación de teatro artístico y una productora dirigida por el propio Terayama. Ese mismo año, 1968, otras producciones usaron ese mismo sistema la primera de ellas La ejecución  y de esta forma se puso de moda las realizaciones coproducidas por nuevos directores independientes, directores documentales y de televisión.
     En 1970 Akira Kurosawa estrena su primera película en color: Dodes' Ka-Den. Nagisa Oshima dirigió El imperio de los sentidos (1976), controvertida película acerca de la historia real de Abe Sada. Oponiéndose radicalmente a la censura, el director insistió en que la película contuviera material pornográfico explícito y, como consecuencia de esa decisión, la película no pudo exhibirse en Japón, y se presentó en Francia. Otro boom de los 70 fue el cine erótico del “amigatzu” que los estudios lo bautizaron con el nombre de “Roman-porno” dedicando toda su producción a obras de este género. 60-70 es considerado como la tercera edad de oro para el cine japonés.
     En 1980 Akira Kurosawa dirigió Kagemusha ganadora de la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes. En 1985 Akira Kurosawa realizó su obra Ran. Con un presupuesto de 12 millones de dólares, fue la película japonesa más cara jamás producida. Ganadora de un premio Oscar al mejor diseño de vestuario. En 1988 Katsuhiro Otomo adaptó su serie manga Akira al anime del mismo nombre.
     En las décadas de los 80 y 90 llega la irrupción a gran escala del anime en occidente, entre cuyos principales exponentes estarían series como Dragon Ball (basada en el manga homónimo de Akira Toriyama), Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco), Capitán Tsubasa (Oliver y Benji), Rurouni Kenshin (El guerrero samurai o Samurai X), Slayers (Rina y Gaudi), Neon Genesis Evangelion (del director Hideaki Anno), Marmalade Boy o Kimagure Orange Road, que permitieron el redescubrimiento del tema en occidente y que en muchos países abrieron el camino a la creación de culturas otakus propias. Así como también la masificación de las chicas mágicas como Sailor Moon y Magic Knight Rayearth.




                                        



    En la década de los 90 Takeshi Kitano se consagra como un importante cineasta, con obras como Sonatine (1993), Kizzu ritân (1996) y Flores de fuego (1997), esta última Ganadora del premio León de Oro en el Festival de Cine de Venecia.
Takashi Miike inicia su prolífica carrera, realizando más de 50 películas en una década, entre las que se destacan Chûgoku no chôjin (The Bird People in China) (1998), Audition (1999) y Dead or Alive: Hanzaisha (1999).
En la década del 2000 el cine japonés se dedica especialmente en el cine de terror Ringu (1998), Kairo (2001), Dark Water (2002), Yogen (2004); y la serie Ju-on de Takashi Shimizu son realizados en esta década como remake, alcanzando éxito de taquilla.




Escrito por: Luis David Cánovas Quiles

1 comentario: